Si el Bayern gana, gusta y golea, el Borussia Dortmund no se intimida y lo hace igual. En el cierre de la jornada sabatina goleó en el Westfalenstadion al Borussia Mönchengladbach y vuelve a quedar a uno de los muniqueses. Todavía hay pelea por la Bundesliga.
La goleada bávara sobre Schalke 04 otra vez ponía en aprietos a los aurinegros, que frente a los ‘Potros’ no podía fallas si aún querían soñar con ganar la ‘Meisterschale’ luego de 11 años. Desde temprano los locales impusieron condiciones y Donyell Malen apareció para empujar un balón tras un primer tiro de Sébastien Haller que se desvío en su trayecto.
El francés protagonizó el segundo del cuadro de Edin Terzić a los 17′ al sufrir un penal por parte de Florian Neuhaus que Daniel Schlager no dudó en señalar. Jude Bellingham lo cobró fuerte al medio ante el estirón del meta Jan Olschowsky.
Solo cuatro minutos después se gestó una gran jugada que inició Malen al no dejar que un balón salga por la línea de meta, la tocó con Julian Brandt, se la regresó y el neerlandés asistió en el área chica a Haller que de tacó marcaba la temprana goleada.
A los 32′ el mismo tridente protagonista de la tercera anotación apareció en el mismo orden, ahora con Brandt que le envió un pase a la izquierda a Malen y su centro que el ariete francés conectó en primera para conseguir su doblete de la jornada.
Con la ventaja conservada al descanso, el Dortmund buscó ampliar la diferencia en los primeros compases del complemento, pero no estuvo efectivo. Esto le permitió a la visita meterse en el partido casi de casualidad. Primero a los 75′ por un penal del recién ingresado Gio Reyna sobre Rami Bensebaini que el mismo argelino cobró y a los 86′ con la anotación de otro revulsivo, el veterano Lars Stindl con un remate desde fuera del área.
El cuadro aurinegro pareció tambalear y otra vez Stindl apareció en el área, pero esta vez Gregor Kobel respondió a su disparo. Recién en los descuentos pudo asegurar el resultado tras el tiro libre cobrado por Raphaël Guerreiro, el bloqueo a medias de Olschowsky y la oportuna llegada de Reyna para empujarla en dos tiempos.
