El atacante regresó a la ciudad que lo vio triunfar después de casi tres meses de ausencia por un cuadro severo de depresión.
El fútbol traspasa barreras y la historia del mejor jugador de la pasada temporada del Atalanta, hasta la llegada del Covid-19, es sin lugar a dudas, muy dura por los traumas sufridos por el esloveno en su niñez.
Hasta antes de la pandemia, el jugador de 32 años, vivía su mejor año a nivel profesional. Sumó 21 tantos en 34 presentaciones entre Serie A y Champions. Asimismo, en el partido de octavos de final de UCL contra el Valencia logró batir un récord, marcó cuatro goles de visita en un enfrentamiento directo.
Otros cracks de talla mundial como: Messi, Lewandowski y Mario Gómez, marcaron un póker con sus clubes pero jugando de local. El equipo bergamasco vivía un sueño en el Calcio y Europa.
Trauma postguerra
Para entender la triste historia sobre la niñez del jugador del Atalanta, debemos retroceder en el tiempo hasta la terrible guerra que separó a la antigua Yugoslavia, en la década de los noventa.
Este conflicto enfrentó a varios países que integraban la antigua Yugoslavia, entre esas naciones estaban: Eslovenia, Croacia y Bosnia, que demandaban sus independencias totales en 1991. La guerra llegó a la vida de un niño Ilicic que quedó marcado de por vida por la conocida batalla de los ‘Diez Días‘.
Tanta muerte a su alrededor, con camiones llevándose bolsas de cadáveres y mucha desolación, hicieron que su familia huyera lejos para no terminar en esas bolsas de plástico -como las que él tanto temía de niño-.
Lamentablemente, esos recuerdos regresaron a la vida del esloveno. Bérgamo, fue el epicentro en Italia y Europa de la peor etapa del Covid-19. Miles de muertos atiborraban las calles de la ciudad, por lo que se acumularon innumerables cantidades de cadáveres que debieron ser llevados a cremarse, tal cual dictaban los protocolos de sanidad estipulados.
Esta vorágine de imágenes aterradoras hicieron que el zurdo jugador entrara en una seria depresión que lo sumergió en los peores recuerdos que había tenido a lo largo de su infancia. La realidad fue muy triste y, debió irse a su ciudad natal para poder alejarse de todo. Incluso, del trascendental partido frente al PSG y la recta final de Serie A,
Pese a todo, el jugador ha renacido de sus cenizas y regresó a esa ciudad que tan bien lo recibió y cobijó. En donde, su carrera esperemos vuelva a tomar vuelo, pese a su edad. Una dura vuelta al Calcio que se hará de manera paulatina, pero con la afición apoyándolo, como un padre a su débil hijo.
Josip Ilicic, no sólo es un deportista de alto rendimiento, si no una persona que ha enfrentado a sus demonios y que ha sabido vencerlos, para ahora poder regresar con fuerza y hacer lo que más ama: jugar al fútbol, como lo hacía de pequeño en Prijedor hasta antes de la guerra .