Con el 54% de los votos, Laporta superó a Víctor Font y Antoni Freixa para convertirse, por segunda vez, en el presidente del FC Barcelona.
Hubo humo negro en Cataluña, Joan Laporta retorna a la presidencia blaugrana once años después de dejar ese cargo, tras ser elegido este domingo 7 de marzo en las elecciones internas del club culé, con la asistencia de su máximo activo a los comicios, Lionel Messi.
El dirigente de 58 años reemplazará a Josep María Bartomeu, quien dimitió en octubre pasado, por una serie de escándalos que lo mantienen en el ojo de la tormenta por el caso Barçagate. El abogado vuelve a Can Barça en un momento complicado, el mandamás catalán planea armar un equipazo de cara al futuro donde buscara repetir el plato que tuvo en su primera gestión: 12 títulos. Pero la pregunta cae de madura ¿Su regreso será la solución para la crisis institucional del Barcelona?
Primer ciclo… glorioso
Esta tarea no será nueva para el también empresario y político español, ya tuvo un trabajo semejante en su primera época al frente del Barça entre 2003 y 2010. El club, en ese entonces, estaba también inmerso en una crisis deportiva, económica e institucional de envergadura, que había llevado a una sucesión de tres presidentes y dos juntas gestoras entre 2000 y 2003.
A sus 41 años, Laporta arrasó en esos comicios con más del 52% de los votos, una cifra muy parecida a la de ahora -muy por delante de sus cinco rivales-. De esa forma, inició su labor de reconstrucción con la llegada del joven técnico neerlandés Frank Rijkaard.
Junto a Rijkaard fichó al crack brasileño Ronaldinho por 32 millones de euros, que venía de romperla en el Paris Saint Germain y en su selección (Campeón del Mundo en Corea-Japón 2002). Tras una primera temporada gris, llegaron el portugués Deco y el delantero camerunés Samuel Eto’o.
Esas incorporaciones hicieron que Barcelona salga campeón de LaLiga 2004-2005, poniendo fin a una larga sequía de títulos e iniciando su etapa más gloriosa en su historia, que alcanzó su punto máximo con la llegada de Pep Guardiola, en la campaña 2008-09 como técnico. Junto a él, Lionel Messi, Andrés Iniesta, Xavi Hernández, Gerard Piqué y Sergio Busquets tomaron un protagonismo absoluto, llevando a los culés a un nivel estratosférico. Tras la primera campaña de Guardiola, los catalanes conquistaron el primer sextete en la historia del fútbol.
En los siete años de Laporta al frente del equipo azulgrana, el “mejor Barça de la historia” —como lo califican algunos— cosecharía 12 títulos, entre ellos dos Champions League (2006 y 2009); cuatro ligas españolas (2005, 2006, 2009 y 2010); tres Supercopa de España (2005, 2006 y 2009); una Copa del Rey (2009); un Mundial de Clubes (2009) y una Supercopa de Europa (2009).
Los retos de Laporta
Tras los inmensos problemas financieros y descalabros dirigenciales que dejó el ex presidente del club, Josep Maria Bartomeu, ahora investigado y hace una semana detenido por el Barçagate -por un presunto desvío de fondos a través de las diferentes empresas que monitorizaban las redes sociales de la entidad culé-. Ante esto, Laporta tiene varios desafíos de cara al futuro, y mucho más duros que hace 11 años atrás.
El ahora mandamás azulgrana necesita un plan de choque inmediato en lo económico, retoques deportivos y que tiene pendiente la renovación de Messi, el futuro de Koeman, el saneamiento de las arcas del club… y mucho más. Para empezar su nuevo ciclo tiene diez días para tomar posesión en el cargo, pero su primer reto es ponerse manos a la obra empezando con el enorme ‘desafío en París’, en donde el Barça busca emular la epopeya de hace cuatro años, cuando remontó un 0-4 en el Camp Nou, con una noche pletórica de Neymar.
Laporta ha sido tibio con las opciones de que Koeman termine su contrato, que expira en 2022. «Tiene el margen del juego y los resultados», aseguró. Durante la campaña, se especuló con la llegada de Mikel Arteta como su reemplazante, un nombre con muchísimo menos peso a estas horas en tienda blaugrana. Lo cierto es que el vestuario está con Koeman, el técnico holandés ha levantado un plantel que estaba en ruinas deportiva y anímicamente; y ha proyectado jóvenes al estrellato. Además, a Messi se le ve mas contento y comprometido con el proyecto futbolístico que plantea ‘Tintin‘.
El salvavidas económico y deportivo
La economía del club catalán está en cuidados intensivos y el actual presidente lo sabe, por ello, Jaume Giró, su vicepresidente económico, para intentar salvar la delicadísima situación del club, lo primero que quiere es refinanciar la deuda y sentarse con los bancos para que los 730 millones de deuda a corto plazo se pasen al largo plazo. El Barça tiene que obtener dinero lo más pronto posible. Para ello es importante vender alto y comprar a costo cero.
Su plan pasa por tener liquidez, el club piensa en la emisión de los famosos ‘bonos Laporta’ (vender bonos a aficionados del club azulgrana por unos 200 millones de euros); y también ofrecerá a los socios la posibilidad de que colaboren económicamente con el club retornando el esfuerzo con experiencias relacionadas con el primer equipo que todavía no se han dado a conocer.
En lo deportivo, la elección del nuevo director de fútbol, Mateu Alemany, ex CEO del Valencia, está casi cerrada. Según el diario MARCA, Laporta lo presentará en sociedad el próximo lunes. «Es un killer, el número uno. Muchos agitan el árbol esperando a que caiga alguna manzana. Él no, él va directo a coger la manzana que quiere», manifestó el nuevo mandatario culé sobre su nueva incorporación.
Alemany llegó al Valencia en primavera de 2017. Fue una recomendación directa de Javier Tebas, presidente de LaLiga, a Peter Lim (propietario del club) que iba a dar un giro radical a su proyecto. La reconstrucción de Alemany se forjó desde el mismo momento en que decidió que Marcelino tenía que ser el entrenador del primer equipo y no Quique Setién que era la apuesta del entonces director deportivo.
La excelente sintonía entre entrenador y director general fue clave para que la revolución de la plantilla fuera un éxito ya desde el primer verano. Entre los dos elaboraron la lista de jugadores que tenían que salir ese verano (Enzo Pérez, Diego Alves, Negredo…) y fueron marcando las posiciones que había que reforzar. Según el propio Marcelino, su única petición de aquel verano fue recuperar al central Gabriel Paulista, jugador al que le tenía fe ciega desde que coincidieron en el Villarreal.